diciembre 21, 2024

Conspiraciones, disputas por el poder y muerte: breve recorrido por la Santa Sede

Un domingo de agosto de 2018, mientras el papa Francisco visitaba Irlanda, donde pidió “el perdón del Señor” por los escándalos de abusos sexuales cometidos por miembros de la Iglesia católica en un santuario de Knock, explotó una aparente bomba conspirativa contra él.

Se trataba de una carta de 11 páginas del exarzobispo italiano Carlo Maria Viganò, quien lo acusaba de conocer y encubrir abusos sexuales dentro de la institución.

El timing escogido para esta publicación no pareció casual y representaba un hecho sin precedentes, pues nadie en la historia moderna de la Iglesia había acusado directamente a un pontífice de un asunto tan grave, como el encubrimiento de abusos sexuales, y pedido su renuncia.

«El papa Francisco debe ser el primero en dar un buen ejemplo y renunciar», escribió Viganò, quien contó con el apoyo de unos 30 obispos (24 de Estados Unidos) que en celebraciones públicas apoyaron su denuncia.

Tanto Viganò -cuyo último puesto antes de retirarse en 2016 fue el de nuncio apostólico en Estados Unidos-, como sus aliados cardenales, habían desafiado anteriormente al papa Francisco por su «liderazgo informal».

Este suceso emblemático se prestó para especular que Viganò y su grupo pretendían un nuevo papado, pues una parte importante del clero de Estados Unidos e Italia parecía fantasear con volver a tener a uno de los suyos al frente de la Iglesia católica, especialmente después de que Benedicto XVI abriera la posibilidad de que un papa no necesariamente debe morir en la silla de san Pedro; que un papa puede también renunciar.

En 2018 el papa Francisco sufrió lo que parecía una conspiración para provocar su renuncia. Foto: La Información.

Jorge Pérez, quien tiene una licenciatura en biblia realizada en Argentina, recuerda a Hilos de América que Francisco es el primer papa jesuita; un poderoso movimiento religioso al que, según él, puertas adentro de la Iglesia católica “siempre le han tenido miedo”.

“Son medio revolucionarios (los jesuitas), les gusta cambiar las cosas, y al status quo no les gusta que se cambie nada”, agrega Pérez.

La revuelta contra Francisco no ha sido el único conflicto dentro de la Iglesia: los siglos XX y XXI tienen mucho de eso. Quizás en parte se debe a que el Vaticano es un Estado con una estructura parecida a cualquier Estado soberano del mundo (con población, gobierno y territorio). Entender esta estructura política permite darle a la Santa Sede y a sus gobernantes y miembros un carácter más humano, separándolos del misticismo y la supremacía divina que la fe les ha otorgado.

Camarillas enfrentadas

La renuncia de Joseph Ratzinger, mejor conocido como Benedicto XVI, sorprendió al mundo.

Era el año 2013 y el alemán, que se convertía en el primer papa en renunciar en casi 600 años de Iglesia católica, se valía de presuntos problemas de salud. Luego lo reemplazó el primer papa latinoamericano y poco se habló de que este intelectual teólogo alemán –considerado por algunos como un peligroso anticomunista– pudo verse motivado a dejar el Vaticano tras las filtraciones realizadas por su propio mayordomo, Paolo Gabriele, quien expuso las luchas del poder dentro de la Iglesia y que fueron denominadas como “Vatileaks”.

El papa Benedicto XVI se convirtió en el primer papa en renunciar en casi 600 años de Iglesia católica. Foto: The Clinic.

«Es legítimo que cualquiera especule y diga ‘quizás’, porque algunos de esos documentos fueron sacados secretamente. Pudo haber sido una de las razones. Tal vez estaba muy afectado por el hecho de que su propio mayordomo filtrara tantas cartas que un periodista tuvo material suficiente para escribir un libro”, dijo a la BBC el cardenal nigeriano Francis Arinze, quien fue mencionado como uno de sus posibles remplazos. «No creo que haya disfrutado lo que ocurrió».

Gabriele, según su abogada, quiso exponer que desde los últimos años del pontificado de Juan Pablo II, el corazón de la sede eclesiástica estaba dominada por camarillas enfrentadas.

«Él manifestó que había visto muchas cosas horribles dentro del Vaticano y que, en determinado momento, no pudo soportarlo más», afirmó su defensora, Cristiana Arru. «Según sus palabras, él había visto muchas mentiras y pensaba que el papa había sido ignorado en temas clave».

Pero no solo de filtraciones están llenas las visibles disputas dentro de la Iglesia católica. Hay eventos políticos que van más allá, como atentados presuntamente ejecutados por órdenes de líderes trasnacionales o vinculaciones de altos jerarcas eclesiásticos con la mafia.

Denuncias y atentados

A Benedicto XVI y a Juan Pablo II no sólo los unía una enorme amistad y una admiración mutua; también el compromiso por denunciar los horrores del comunismo, del cual ambos fueron víctimas.

“Los papas son seres humanos que vienen formados por una ideología, por una creencia familiar, no son ajenos a las cosas que pasan en el mundo”, sostiene Pérez sobre estos dos líderes religiosos.

Ratzinger lo denunció con manifiestos, protestas o incluso una intensa lucha desde las universidades, como el brillante académico que fue; Juan Pablo II con todos los medios a su alcance, que incluyeron numerosos viajes al extranjero en la primera década de su periodo, y con evidentes discursos contra los crímenes cometidos por quienes defienden esta ideología.

En mayo de 1981, Juan Pablo II sufrió un intento de asesinato por el terrorista turco Mehmet Ali Agca: recibió cuatro impactos de bala y debió ser trasladado a un hospital donde fue operado de urgencia.

Momento en el que Juan Pablo II sufre un atentado del terrorista turco Mehmet Ali Agca. Foto: La Vanguardia.

En el bolsillo de Agca había una nota que decía: “he matado al papa para que el mundo pueda saber que hay miles de víctimas del imperialismo”. No lo logró. Muchas teorías apuntan a que este suceso fue un plan fraguado por Moscú y los servicios secretos de la KGB, en connivencia con Bulgaria y Alemania del Este, pero siempre han sido mera especulación.

El propio Agca desveló en una de sus autobiografías que cumplió las órdenes dictadas por el ayatolá Jomeini, quien veía a Juan Pablo II como “el portavoz del diablo en la tierra”.

“Mata por él (Alá), mata al anticristo, mata sin piedad a Juan Pablo II y después quítate la vida para que la tentación de la traición no ofusque tu gesto”, le habría dicho Jomeini, líder político-espiritual iraní que estuvo al mando de su país hasta su muerte.

Agca fue perdonado por Juan Pablo II y se convirtió al cristianismo.

Una mancha indeleble

Juan Pablo I murió la noche del 28 de septiembre de 1978, 33 días después de ser elegido papa.

Aunque la Iglesia dice que falleció de un infarto, hay suficiente material para dudar de la versión oficial.

A él, como al resto de papas, no se le realizó autopsia. Sin embargo, este hecho, sumado a las contradicciones acerca de dónde murió, a qué hora y qué papeles tenía en la mano, dieron pie a otras versiones.

La muerte de Juan Pablo I hasta el día de hoy sigue levantando especulaciones. Foto: Infobae.

Diversos autores han publicado libros donde afirman que el papa Juan Pablo I fue envenenado por miembros de Propaganda Due, una logia masónica que condicionó el proceso político italiano durante años, pues sus integrantes estuvieron dentro de la Magistratura, el Parlamento, las Fuerzas Armadas y la prensa, dirigidos por Licio Gelli, el “Maestro Venerable”.

Los miembros de Propaganda Due lo habrían asesinado en conjunto con altos jerarcas de la Iglesia, por sus intenciones de clarificar cuentas del Vaticano vinculadas a bancos de mafiosos, lo que habría salpicado a altos miembros de la Santa Sede.

En 1988 se publicó un polémico libro donde se decía que Juan Pablo I había muerto por problemas de salud debido al estrés, pero John Cornwell, periodista y autor del libro, tuvo tanta libertad y facilidades para entrevistar a fuentes que incluso nunca habían declarado en público sobre este caso, que levantó sospechas.

Su obra se llamó Como un ladrón en la noche y concluye que parecía inverosímil que el Papa hubiera sido asesinado, atribuyendo su muerte a una conjunción de factores: su carácter se vio aplastado por la burocracia vaticana y la presión de trabajo a la que fue sometido, la poca ayuda que recibió del entorno para desempeñar su nueva función, sus problemas de salud y un posible descuido en la medicación, junto a la ausencia de trato por parte de los médicos del Vaticano, pudieron producir una embolia pulmonar.

Varias fuentes acusaron a Cornwell de haber sido contratado por el Vaticano para dar información falsa pues, por ejemplo, se demostró que Juan Pablo I no tomaba medicación alguna.

Reflejo de la sociedad

Una nube de humo blanco parece envolver conspiraciones, luchas políticas, vinculaciones con la mafia y muchos hilos sueltos en el gran tapiz del poder religioso de la Santa Sede.

Para Jorge Pérez, “la Iglesia es un hospital de pecadores: unos están enfermos, unos están muy mal, otros sanan y otros se mueren. Es cuna de hombre, no de santos. Los abusos, los robos y la corrupción, ¿son solo de la Iglesia? Es de la sociedad”.

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Braulio Polanco y Maria Elena Parra

Braulio Polanco es investigador y editor de Hilos de América. María Elena Parra es coordinadora de Incidencia de Hilos de América y activista de derechos humanos.

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