A finales de octubre, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), junto con sus relatorías especiales REDESCA y RELE, invitaron a los Estados Partes de la Organización de Estados Americanos, así como también a las organizaciones de la sociedad civil, la academia, organismos internacionales y otros actores relevantes, a enviar comentarios sobre los Principios Interamericanos sobre Libertad Académica y Autonomía Universitaria, dando un plazo hasta el 12 de noviembre.
Hilos de América habló sobre este y otros temas con Salvador Herencia-Carrasco, director de la Clínica de Derechos Humanos en el Centro de Investigación y Educación sobre Derechos Humanos de la Universidad de Ottawa, quien cree que la libertad académica fomenta “la tolerancia y el respeto a la diversidad, pudiendo contribuir a un mayor intercambio de conocimiento y cooperación internacional”.
Sobre las universidades en América Latina, sostuvo que los regímenes totalitarios de la región “ven a las universidades como instituciones que pueden hacer frente a su totalitarismo”.
“De ahí que son las primeras instituciones a ser atacadas. La toma de instalaciones por la fuerza pública, el arresto de profesoras, profesores o estudiantes, la manipulación de elecciones de autoridades universitarias y el recorte de presupuesto son algunas de las manifestaciones más comunes”, explica.
¿Qué es la libertad académica y por qué es importante para el futuro de las naciones?
La libertad académica es un derecho que tiene toda persona que pertenece a un instituto de educación superior de buscar, de generar, de transmitir conocimiento y/o de formar parte de comunidades académicas para llevar a cabo, de forma libre y sin temor a represalias, actividades que permitan la generación y difusión de información, de ideas y de conocimiento.
La libertad académica es un derecho autónomo pero que tiene una relación especial con otros derechos humanos como educación, libertad de expresión, libertad de asociación y el derecho a la ciencia. Un aspecto importante de esta libertad es que comprende a toda la comunidad universitaria: estudiantes, personal académico y personal administrativo.
La libertad académica permite el libre intercambio de ideas, genera un mayor respeto hacia la democracia y a los derechos humanos. Esta libertad fomenta la tolerancia y el respeto a la diversidad, pudiendo contribuir a un mayor intercambio de conocimiento y cooperación internacional.
¿Cree que los académicos del mundo en general sean conscientes de la importancia de la libertad académica?
Por lo general, yo diría que sí existe esta concientización y la importancia de la libertad académica para académicos y académicas. Creo que es importante tener en cuenta que la libertad académica no es únicamente el respeto a la libertad de cátedra y de expresión del personal académico sino que incluye a toda la comunidad.
Esta libertad debe llevar a las universidades a crear un ambiente sano para estudiantes, personal académico y administrativo. Fomenta la participación de la comunidad en los órganos de gobierno, de transparencia y rendición de cuentas.
De ahí la importancia del proyecto que viene desarrollando la CIDH y los Principios Interamericanos sobre Libertad Académica y Autonomía Universitaria, pues permite ver los distintos elementos que comprende este derecho.
¿Qué tan amenazada está la libertad académica en Latinoamérica en estos días?
Lo que vemos hoy en América Latina es que los regímenes totalitarios (independientemente de su orientación política) ven a las universidades como instituciones que pueden hacer frente a su totalitarismo. De ahí que son las primeras instituciones a ser atacadas. La toma de instalaciones por la fuerza pública, el arresto de profesoras, profesores o estudiantes, la manipulación de elecciones de autoridades universitarias y el recorte de presupuesto son algunas de las manifestaciones más comunes.
En la Clínica de Derechos Humanos del Centro del HRREC de la Universidad de Ottawa, hemos visto como en Ecuador, el Estado intentó usar la pandemia para disminuir el presupuesto de universidades públicas y congelar la contratación de nuevo personal académico. En Brasil, la asignación de recursos públicos para proyectos de investigación ha sido condicionada a intereses políticos y además se ha abierto investigaciones contra profesores críticos de la política del Estado para afrontar la pandemia del Covid-19.
Hemos visto como en Nicaragua y Honduras se ha usado la fuerza pública para arrestar a líderes estudiantiles por sus posiciones críticas frente a los gobiernos de sus países. En Colombia cómo las denuncias por actos de violencia sexual por profesores contra estudiantes quedan en la impunidad. Y finalmente la situación de Venezuela, en la que se ha intentado, por todos los medios, de controlar las Universidades independientes, mediante manipulación de elecciones, despido de profesores y ataques a asociaciones de estudiantes.
El llamado de la CIDH a trabajar en conjunto por crear principios sobre la libertad académica y la autonomía universitaria luce bastante oportuno. ¿Cuáles son sus expectativas al respecto?
Sobre este punto debo decir, a modo de transparencia, que la Clínica de Derechos Humanos del HRREC de la Universidad de Ottawa integra la Red Académica de la CIDH. Nuestra labor es apoyar a la CIDH, junto con Aula Abierta y Scholars at Risk, en la promoción de este derecho en las Américas.
Haciendo esta aclaración, creo que la formulación de Principios intenta establecer el contenido de un derecho que ha sido poco utilizado en la región. De forma similar a principios que la CIDH ha adoptado en temas de corrupción o la pandemia, esta propuesta busca precisar lo que los Estados y las instituciones de educación superior deberán hacer para garantizar dicha libertad.
De ser aprobados estos principios, mi expectativa es ver cómo la CIDH incorpora de forma transversal esta libertad en todo su accionar. Desde un mayor número de audiencias temáticas o de país, pasando por su inclusión en informes de país hasta el potencial desarrollo de un caso ante la Corte IDH.
¿Por qué crees que este llamado de la CIDH llega en este momento?
Vemos que en varias partes del mundo, no sólo en las Américas, la libertad académica y la autonomía universitaria viene siendo atacada. El autoritarismo y las dictaduras no son amigas de las universidades. Las buscan controlar y amenazar pues su pensamiento crítico y autonomía es una amenaza para sus intereses. La propuesta de Principios busca reivindicar la misión de las universidades en la sociedad a través de una serie de lineamientos que les permitirán cumplir con su misión de generar y transmitir conocimiento.
¿Cuánto ha tenido que ver las organizaciones de la sociedad civil en este importante paso que ha dado la CIDH y sus relatorías especiales?
Los organismos de la sociedad civil y las instituciones de educación superior son uno de los pilares del Sistema Interamericano de Derechos Humanos. Su influencia e importancia no puede ser menospreciada. El proyecto de Principios Interamericanos sobre Libertad Académica y Autonomía Universitaria ha contado, desde el inicio, con el apoyo de estas organizaciones.
Como parte de la Red Académica de la CIDH, Aula Abierta, Scholars at Risk y la Clínica de Derechos Humanos del Centro de Investigación y Enseñanza en Derechos Humanos de la Universidad de Ottawa, hemos apoyado la labor de CIDH en fortalecer el conocimiento y protección de esta libertad. En la elaboración específica de los Principios, se han llevado a cabo reuniones con expertas y expertos de la sociedad civil para poder recibir aportes para enriquecer el documento. La última etapa es el proceso de consulta pública virtual, disponible hasta el 12 de noviembre, en la que cualquier persona o institución puede remitir sus comentarios y aportes a dicha propuesta.
Estos mecanismos de participación de la sociedad civil sólo fortalecen el SIDH pero a su vez, contribuyen a la legitimidad de una propuesta que busca orientar la promoción, protección y respeto de la libertad académica en las Américas.
3 comentarios en «Salvador Herencia-Carrasco: Regímenes totalitarios de América Latina ven a las universidades como amenaza»
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