Los piratas, bucaneros y corsarios son protagonistas de apasionantes y terrorificas historias narradas por historiadores, novelistas y guionistas de películas de Hollywood, quienes han dibujado a estos personajes con numerosos matices que varían desde lo épico hasta lo romántico; sin embargo, poco se ha divulgado que muchos fueron judíos sefardíes o descendientes de los mismos y que hubo incluso entre ellos rabinos o que guardaban el Shabat y llevaban una estricta regla Kosher, incluso permaneciendo la mayor parte del tiempo en el mar. Aquí les comentaremos sobre esta fascinante faceta de algunos sefardíes.
Es importante definir términos antes de desarrollar el tema. La piratería es una práctica de saqueo organizado o bandolerismo marítimo. Las razones principales eran alcanzar diversos botines, entre ellos, cargas de tesoros (oro y joyas), esclavos o exigir rescate por los pasajeros. Esta actividad los convertiría en el terror de los mares, sin embargo, muchos de ellos lo hacían legalmente a través de patentes de corso que les permitía atacar naves de un país enemigo y les garantizaba el ser tratados como soldados de un ejército y ser juzgados como tales no como delincuentes comunes. A quienes practicaban esta actividad se les denominó corsarios, por lo que muchos autores los diferencian del pirata común que asaltaba para un lucro personal. El corsario manejaba un código en el cual no se permitiría violar ni asesinar mujeres y niños. Entre los corsarios más famosos podemos distinguir a Sir Francis Drake por Inglaterra y a Barbarossa o Barbaroja por Constantinopla, ambos tenidos como honorables figuras en sus respectivas potencias. El Corsario operaba en el Caribe y el Mediterráneo en contra de los intereses españoles.
El filibustero era un pirata común que hacia el siglo XVII operaba en el mar de las Antillas. Se diferenciaba de otros piratas porque no se alejaban de la costa bordeando y saqueando localidades costeras.
Los bucaneros originalmente eran habitantes de la parte occidental de la Española, hoy República Dominicana y Haití quienes se dedicaban a cazar bovinos y cerdos salvajes para salarlos y venderlos a los diversos navegantes. Su procedimiento consistía en salar y ahumar (bucán) de allí nacería su nombre. Eran originarios de Francia y vivían allí casi en estado salvaje sin obedecer autoridad alguna. Cuando España inicia la conquista de la Isla y ven cómo los bucaneros se niegan a pagar impuestos por sus actividades comienzan a matar a todos los animales salvajes de la isla. Ante esta arremetida y en represalia, los bucaneros inician la piratería en torno a la isla.
Los sefardíes, judíos o conversos, conformaron las filas de los corsarios pactando con las potencias protestantes u holandesas en el Caribe. Algunos autores señalan como motivo la represalia a España y Portugal tras la expulsión de los mismos de sus territorios, mientras que otros afirman que era por dinero o negocio. Sus objetivos eran asaltar las naves de ambos reinos quienes se habían repartido América, según la línea del Tratado de Tordesillas en 1494. Asimismo los sefardíes se alistaron como corsarios en el Mediterráneo obedeciendo al Sultán otomano y atacando los buques españoles así como a sus posesiones en el norte de África. En esta oportunidad nos centraremos en sus actividades llevadas a cabo en el Caribe y el océano Atlántico.
Comencemos con el significado del estandarte o bandera de los corsarios la cual sería también usada posteriormente por todo aquel dedicado a la piratería. Originalmente se diseñó en alusión al texto del Tanaj o Antiguo Testamento (Ezequiel:
37), en clara alusión a la resurrección de los muertos del pueblo de Israel y concretamente de la tribu de Juda de la que proceden los sefardies, en donde se describe el momento donde los huesos se unirán y ensamblarán, restableciendo sus cuerpos para luego elevarse. Tal fue la proyección de la misma en las islas del Caribe donde se pueden contar cientos de tumbas funerarias judías en Curacao, Jamaica y Barbados con la inscripción o figura tridimensional de la calavera y las dos tibias. Lamentablemente las películas de Hollywood distorsionaron dicho símbolo y fue convertido en una alegoría a la muerte y terror, cuando en verdad es a la resurrección. Podríamos destacar este primer aporte iconográfico de origen judío sefardí en esta bandera como escudo protector.
Un segundo aporte será el parche en el ojo. Por lo general nos lleva a la imagen de un pirata que perdió el ojo por un sablazo o disparo y no es así. El parche fue una técnica estratégica para atacar y penetrar dentro del casco de la nave, el cual era oscuro durante el día, para acostumbrar a un ojo a la oscuridad evitando el golpe brusco del cambio de la luz solar a la oscuridad, que suele enceguecer los primeros segundos y así ser más efectivos al penetrar en el casco durante el ataque. Aquí tenemos otra desmitificación de la imagen de los piratas vendida por Hollywood y Disney. Hasta aquí sólo nos faltaría descifrar el significado de la tibia o pie de palo, así como el del periquito en el hombro. Quizás es parte del estereotipo que nos venden la literatura y el séptimo arte.
Muchos de los corsarios sefardíes alistados en favor de Inglaterra fueron conversos o cristianos nuevos, pero mantenían el contacto con los sefardíes que mantenían la fe judía y que estaban en Ámsterdam o las colonias holandesas en el Caribe, tales como Curacao y Surinam. Otros eran criptojudíos y celebraban el judaísmo a escondidas aunque unidos en la identidad sefardí y en la lucha contra el imperio español, con la esperanza en derrocar y regresar a Sefarad o España. Paralelamente existirían los sefardíes no corsarios, leales a España y que tras la conversión al cristianismo formarían parte de la conquista de América y lucharían en favor de la corona española.
Los corsarios sefardíes más renombrados de este periodo son Samuel Palache, oriundo de una familia de rabinos de Córdoba y un destacado corsario y diplomático a las órdenes de Holanda, nacido en Marruecos en 1550 y fallecido en La Haya en 1616. Otros de renombrada historia serían Abraham Moreno Henriquez, Antonio Baez Henriquez, oriundo de Lisboa y mano derecha del capitán Sir Henry Morgan. Ambos muertos en Jamaica y David Abravanel el cual era socio de Sir Francis Drake. David Abravanel era descendiente de Don Isaac Ben Abravanel y adoptó el nombre de Capitán Davies y su nave principal era la Yerushalaim (Jerusalén). A propósito cabe mencionar nombres muy comunes entre las naves de estos piratas: Jerusalén, Reina Esther, Magen David, entre otros. Este corsario fue también llamado “El pirata Kosher” ya que guardaba el Shabat y no atacaba ninguna nave durante Shabat (sábado). Davies y Drake crearon la Fraternidad Black Flag para atacar a España.
Otros piratas que cabe mencionar son Simón Fernández, un Judeo español que se escapó de la Inquisición y que atacaba naves españolas en el Pacífico; Don Moisés Cohen Henriquez, oriundo de Portugal, Jaco Curiel, famoso por estudiar la Cabalah y quien hacía sus ataques luego de consultar y estudiar la Cabalah. Por último, podemos mencionar a Miguel Henriquez, muy conocido en Puerto Rico donde es casi una figura mítica y a los hermanos Lafitte en el siglo XIX, naturales de Francia quienes atacaban a las naves inglesas en Louisiana y cuya participación fue muy importante en la batalla de New Orleans en contra de Inglaterra.
Dos últimos eventos conviene mencionar para concluir y es la presencia holandesa, judía y pirata por muchos años en Recife, Brasil, hasta su reconquista por parte de España y luego Portugal. En esta locación fue donde tomaron como centro de operaciones los hermanos Cohem Henriquez, naturales de Portugal. Esta permanencia durante varios años favoreció la construcción de la primera Sinagoga en tierra firme en Pernambuco. Tras la reconquista española, los españoles dan un ultimátum de tres meses a los judíos para abandonar Recife. Muchos volvieron a Holanda y otros se dirigieron hacia Paramaribo (hoy Surinam) en posesión de Holanda.
El segundo evento de singular importancia es el de un número de 23 judíos sefardíes que tomaron una nave en Recife, posiblemente con destino a Cuba, la cual fue interceptada por piratas franceses en el Caribe, siendo estos apresados y vendidos como esclavos en Barbados. Allí serían reconocidos por otros piratas o corsarios sefardíes y embarcados en una nave con destino a New Ámsterdam, hoy Nueva York, donde construyeron la primera Sinagoga y establecieron la primera comunidad judía en los Estados Unidos.