La recta final de ésta puesta en escena para los votantes está marcada por las fallas estructurales del sistema electoral venezolano y por el diseño de un marco de participación con poco rango de acción y opciones de autonomía (restringidas éstas, a su vez, por la Biopolítica y la asfixia económica).
Así las cosas, revisamos doce puntos de una campaña, que una vez superada la fecha límite del 21 de noviembre, deberá volver a evaluarse para contabilizar fallas y aciertos.
¿Qué vemos en algunas capas de ésta campaña?
- Simplicidad en la evaluación de las audiencias, confusión en la ejecución de los conectores comunicacionales.
- Narrativas sin incumbencia con anhelos profundos… más allá de la oferta agua, electricidad y comida. Si hay un algo más no está boceteado. Incluso la mentira debe ser verosímil y ni siquiera se ha construido el “cuento creíble” para cada audiencia.
- Expectativas y disyuntivas: una cosa espera el ofertante, otra el cliente. Los escenarios se abren para terceras ofertas con posibilidad de enganche; sí y solo sí se percibiera posibilidad de cambio de vida hacia una existencia más humana.
- Confusión de la eficacia política con la eficacia del mensaje. Llegar y ser aplaudido o cortésmente escuchado… no resulta lo mismo que comprar el ticket para el evento.
- Al sobresaturar la solución comunicacional (el “Political Beverage) se vuelve difícil de digerir. La marca que condense: “mensaje relevante, grado de civilidad y límites de tolerancia del votante” no aparece en los anaqueles.
- Confusión entre la naturaleza de la campaña y la personalidad del candidato. Encontrar la propia melodía con el fondo de una partituras disonante sigue siendo tarea pendiente de los candidatos. Todos parecen repetir la misma cartilla (clientelar, vertical y conformista) no importa la tolda que representen.
- Repetición y consistencia solo vale frente a audiencias autónomas. El hambre y las carencias se roban la atención diaria.
- Discusión/conversación no es acción. Lo que se hace en redes, allí se queda. Sin movilización humana la política es un juego virtual sin consecuencias en la vida real.
- Más respuestas evadidas que razones para proponer. Los militantes e impulsadores de los candidatos, quedan frente al público inquisitivo cortos en argumentación y ánimo para la movilización.
- Canales elegidos: el parcelamiento y la fragmentación sin visión de largo plazo deben ponderar plataformas y canales más allá de la coyuntura.
- Lo popular no debe entenderse como mal gusto o vulgaridad. La forma daña los valores. Por otro lado, así como en algunos momentos la frase: “influencer mata agencia” funciona; pensar un largo plazo sin objetivos claros y medibles resulta un desgaste y una pérdida de recursos.
- Cierre de campaña y día de votación: poner todas las fuerzas en el día de la competencia sin haber entrenado y alimentado correctamente al músculo es un riesgo para la salud de cualquier tejido.
Nota al margen: corren tiempos de copy paste, pero es bueno que la máquina del plagio sepa que todos la estamos viendo.