¿Nuestras mentes se adaptan al ambiente político?
El hecho de que la sociedad esté, naturalmente, compuesta de personas que se comunican diariamente para perseguir objetivos es justamente lo que llama la atención a priori, en estas líneas. Pero, ¿qué ocurre cuando se observa una sociedad -como la venezolana- donde “La ansiedad carcome al venezolano”? Esta pregunta no surge por casualidad ya que, aunque la ansiedad sea el “más común” de los “trastornos de ansiedad (…) y depresión” (ibíd.), es -entre 5- la causa de más demanda a un psiquiatra, según “datos oficiales de 2008, y que se mantienen”. Ésta data del año 2014 creo que se mantiene vigente, posiblemente con acentos y nuevas crisis.
El modelo de Watson y Andrews
Si bien se le puede dar una lectura netamente personal y podría caerse en la tentación de juzgar por razones individuales -y tendencias políticas y hasta de adaptación al ambiente sociopolítico- las razones de por qué «la ansiedad carcome al venezolano”, es necesario hacer una revisión sobre las definiciones y el modelo adaptacionista diseñado por Watson y Andrews llamado Social Navigation Hypothesis (Hipótesis de Navegación Social), el cual decidí tomar como punto de partida para responder la interrogante del principio; una inquietud personal y -digamos- académica.
La relación existente entre la retroalimentación mencionada en el título de este ensayo, hace referencia a la naturaleza del modelo de Watson y Andrews. Este, pretende producir ciertos análisis que los biólogos utilizan en la teoría darwinista como “reverse engineering” o “ingeniería a la inversa”. Como Watson y Andrews citan en su paper, se busca establecer la relación existente entre la supervivencia de la “facultad” de estar deprimido -o ansioso- y cómo la misma actuó en la construcción de la socialización, comunicación y el dolor emocional “basada en teorías evolutivas estándar”.
Si bien es cierto, éste modelo también conocido como SNH (Social Navigation Hypothesis) de Watson y Andrews no nos dan una conclusión política del asunto, sí nos acerca a la visión de la relación sociopolítica que los trastornos depresivos y de ansiedad pueden tener en las personas de ciertas sociedades.
Anderson, en su ensayo de 1999, afirma que “las personas de sociedades mas interdependientes suelen ser más depresivas que personas de sociedades menos interdependientes”1(Anderson, 1999), afirmación que podemos tomar como cierta debido a los antecedentes históricos que se han presentado en la humanidad donde se citan ejemplos como la URSS, China, Alemania Oriental, Corea del Norte: todos países donde, al verse coercionados los derechos fundamentales -siendo un tanto iusnaturalista- (como la libertad) de los habitantes de los mencionados países, buscaban fugarse a cualquier costo, hasta el punto de arriesgar la vida por lograrlo.
¿El sistema político genera ansiedad o no?
Entonces, si tomamos como premisa que la interdependencia es una “dependencia recíproca” y contextualizamos dicha definición en el ámbito donde este estudio se quiere desarrollar, no cabe duda que debemos establecer una primaria conclusión: la interdependencia política puede entenderse bien como la necesidad del sistema político para sobrevivir en un ambiente donde, como primera función, los destinatarios del poder -en palabras de Loewenstein- logren cumplor funciones que complazcan a los detentores y viceversa.
La discusión sobre esta definición puede necesitar de un estudio mucho más profundo del tema, pero puede inferirse que la interdependencia hace relación con el análisis de sistema político de David Easton y no es precisamente lo que se busca destacar en esta afirmación.
El poder se ha destacado siempre por buscar maneras de controlar a los objetivos en los cuales se va a aplicar y, es por esto, que tomé como pieza fundamental el lado de las dolencias emocionales en este ensayo porque, ¿de qué manera puede un ser humano -que, al fin y al cabo es el personaje principal de la política- ser dominado si no es mediante la obligación a que realice algo? No se pretende buscar respuesta a esto, pero sí asomar ciertas especulaciones.
Más del caso Venezuela
Con ésta evidencia las sociedades interdependientes tienden a tener personas con mayores problemas depresivos que las que no son interdependientes. A su vez, Venezuela, ha visto un aumento de consultas a médicos psiquiatras. Aunque esto no precisamente puede significar que seamos una sociedad interdependiente, sino que, más bien, seamos más conscientes de nuestra salud mental, en este caso afirma Guillén que “ante los robos y secuestros, la gente empieza a desarrollar síntomas. La inseguridad y la situación también económica son quejas diarias” (Últimas Noticias, junio de 2014), por lo que se afirma que el entorno social es un detonante de los trastornos.
A pesar de esto, también podemos establecer que la depresión y los trastornos de ansiedad logran que las personas sean más dependientes, caracterizándose patrones “donde la aptitud del interactuante social depende del comportamiento del prójimo”6(Watson, P.J.; Andrews P.W., 2001) y de “distintas características cognitivas de dependencia social aumentada” (Coyne y Whiffen, 1995).
Efectos inmediatos
La evidencia nos permite concluir que la depresión y la ansiedad logra que la persona se sienta cada vez más dependiente de la otra, y las reacciones que el venezolano ha tomado para confrontar el entorno de violencia al que se hace referencia en las encuestas de opinión pública incluyen:
- “La posición paranoide (gente que no se relaciona, ve mala intención en las otras personas);
- La posición fóbica (miedo a todo (…) llegan a desarrollar agorafobia, que es el miedo a salir); y la
- La disociada (hacer actividades de manera obsesiva para ponerle un velo a la realidad)” (Últimas Noticias, junio de 2014)
Todas apuntan a que el cerebro humano actúa en concordancia con la premisa que plantea el SNH (se adapta a la supervivencia) y que, además, es necesario para los sistemas políticos que generan una interdepencia (ya sea social o política) que sean más contundentes estas dolencias emocionales.
Buscar la dependencia del otro, alejarse de la realidad y estar paranoide, ofrece una visión de autoindulgencia si el gobierno de turno sabe enfocar su maquinaria mediática correctamente. Es por esto que, desde las controversiales propagandas autoritarias soviéticas y nazis del siglo pasado, hasta las invasiones tácitas de la privacidad que hace el Estado dentro de la vida del individuo, son importantes para la correcta retroalimentación -al menos perceptiva (individual), que es, al final, la que da el apoyo opinático- del sistema político.
Preguntas vigentes:
¿Realmente el Estado venezolano ha actuado para disminuir los niveles de violencia e inseguridad en el país? De ser así, y gracias a la evidencia psiquiátrica que tenemos, podemos decir, al menos, que la percepción no era baja en 2014.
¿Los sistemas políticos donde existen sistemas de interdependencia sociopolítica pueden dominar de mejor manera por medio de la exacerbación de las dolencias emocionales? ¿Es posible que la depresión y la ansiedad sean generados o sean espontáneos?
Una conclusión desde la neuropolítica
La neuropolítica puede intentar respondernos las interrogantes planteadas con distintas imágenes de lecturas neuronales en muestras estadísticas representativas de individuos que, voluntariamente, se ofrezcan a participar del estudio, sin embargo, no puede responder de manera directa cómo es que a un gobierno -o a un sistema político- le conviene que la salud pública mental de su población disminuya en pro de la dominación y dependencia que se pueda obtener (en tal caso, se apelaría a una aproximación por la aplicación de modelos de teoría de los juegos, haciendo matrices FODA, o simplemente, espiando).
Lo que sí podemos afirmar es que, con facilidad, la ansiedad y la depresión tienen muchísimas más probabilidades de ser generadas bajo sociedades donde la interdependencia existe, la violencia y la incertidumbre esté en el imaginario común y, finalmente, donde los medios de comunicación puedan expandir las noticias que beneficien al sistema político.
Algunas lecturas de utilidad
Brack, C., Zhang, X. (2006). Anxiety, Depression, and Goal-Seeking in Conservatives, Liberals, and Moderates [http://neuropolitics.org] de: [http://neuropolitics.org/Anxiety-Depression-and-Goal-Seeking-in- Conservatives-Liberals-Moderates.htm]
Craig, A. A. (1999). Attributional Style, Depression, and Loneliness: A Cross- Cultural Comparison of American and Chinese Students.
Coyn, J.C., Whiffen, V.E. (2005). Issues in personality as diathesis for depression: the case of sociotropy-dependency and autonomy-self-criticism. (p. 118, 358-378)
Watson, P.J., Andrews, P.W. (2001). Toward a revised evolutionary adaptationist analysis of the social navigation hypothesis. ÚN. (2014, junio, 29). La ansiedad carcome al venezolano [http://www.ultimasnoticias.com.ve] de: http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/actualidad/investigacion/la- ansiedad-carcome-al-venezolano.aspx
Un comentario en «La salud mental en tiempos de crisis políticas»
Los comentarios están cerrados.