El pasado martes 3 de noviembre inició la contienda electoral para escoger a más de 479 funcionarios públicos en Estados Unidos, entre ellos, el presidente. Donald Trump buscaba su reelección, pero Joe Biden fue proclamado ganador por medios de comunicación como CNN, NBC, BBC, New York Times y The Guardian, con un total de 290 votos electorales y casi 75 millones de votos.
No obstante, durante todo el proceso electoral hubo múltiples denuncias sobre irregularidades en diversos estados que conforman la estructura política federal estadounidense; denuncias como fallas en máquinas electorales en Pensilvania, falta de protección a las urnas en California, inicio del proceso de forma tardía en Nevada, protestas exigiendo el conteo íntegro de votos en Nueva York y fallas en el software usado para tabular los votos.
Un conglomerado de escenarios que han sido explotados por Trump quien, al recibir la noticia mientras jugaba golf en una de sus propiedades en Virginia, afirmó que esta elección estaba lejos de terminar.
Además, señaló que realizará junto a su equipo de campaña seguimiento de su querella en diversos estados donde se ha denunciado la elección y, a partir del 9 de noviembre, iniciará el respectivo proceso de impugnación ante la Corte. “No descansaré hasta que el pueblo estadounidense tenga el recuento de votos honesto que se merece y que la democracia exige”, dijo.
Con impugnaciones de votos en algunos estados y las posibles acciones posteriores de Trump en la Corte Suprema de Justicia, no puede certificarse a Joe Biden como nuevo presidente electo, hasta que los órganos de administración de justicia decidan sobre las acciones realizadas por el equipo de Trump, quien ha sido acusado por un cúmulo de medios de comunicación de emitir noticias falsas sobre un fraude; incluso Twitter ha catalogado como “engañoso” al menos diez de sus publicaciones.
Biden deberá esperar que se hayan contabilizado el 100% de todos los votos electorales: todavía se encuentran agendados los resultados para el martes 10 en estados como Nevada y Alaska; y Carolina del Norte para el jueves 12.
Aunado a esto está la decisión pendiente del juez que tramita las denuncias del equipo de Trump en Pensilvania. Si continúan las acciones legales contra el conteo de votos en diversos estados, quedarán suspendidos los efectos de la elección hasta el pronunciamiento del juez al respecto.
Las instancias a seguir
Ante esta situación, surge una pregunta muy importante: ¿Trump posee vías legales para impugnar estas elecciones?
La respuesta es sí.
Cualquier candidato que tenga pruebas puede presentar acciones judiciales buscando la nulidad de la elección, lo cual ocurrió en el 2000 con la elecciones entre George W. Bush y Al Gore. La última instancia es el máximo tribunal, quien tiene la competencia para tutelar la elección y los derechos de los electores, aunque existen una serie de pasos que deben seguirse antes de llegar directamente al sistema de control constitucional de los Estados Unidos de América.
Como primera instancia Trump debe esperar la certificación por el estado donde impugnará los votos y pedirá el reconteo a un 100%, para luego hacer llegar sus pretensiones a los Tribunales Estatales y el juez podría ordenar el reconteo de votos, o simplemente por falta de pruebas –como han venido pronunciando algunos funcionarios judiciales– desestimar la solicitud.
Debe tomarse en cuenta que el mínimo de votos varía según cada estado donde se practique la impugnación y, frente a una negativa de estos tribunales, podrá dirigirse directamente a la Corte Suprema de Justicia, de acuerdo a la Electoral Count Act.
Parece que es esta la intención de Trump, pues resulta ineludible no tomar en cuenta que posee una posición favorable después del nombramiento de Amy Barret –nominada por él mismo– por la mayoría de jueces de orden conservador, específicamente 6 sobre 3.
Ahora bien, debe tomarse en cuenta que se tiene hasta el 14 de diciembre para que efectivamente se certifique un ganador, por lo que este proceso electoral puede pasar alargarse más de lo esperado, en el caso de que no se haya podido aún determinar un ganador por cualquier tipo de razón, provengan del retardo de las decisiones judiciales o múltiples contingencias presentadas por las acciones políticas.
No hay quiebre
Otra pregunta importante que surge es: ¿Los recursos judiciales empleados ponen en tela de juicio la democracia en los Estados Unidos?
Desde su llegada al poder, Donald Trump ha mostrado un irrespeto total por el sistema democrático estadunidense, a partir de un discurso populista y poco diplomático.
No obstante, impugnar un proceso electoral y que dichas acciones legales procedan no infiere un quiebre en la democracia del hegemón americano, sino todo lo contrario.
En un sistema político verdaderamente democrático, el control de las instituciones entre sí proporciona un mayor nivel de confianza hacia sus ciudadanos. Este tipo de circunstancias muestran la invaluable actuación de los órganos jurisdiccionales como punto de equilibrio y límite al poder ejercido por un administrador y los parlamentarios, sirviéndose del contenido propio de las leyes electorales, pues éstas tanto reflejan los ideales democráticos de cualquier sistema electoral, que su consideración se ha dejado al máximo órgano de control legal del país.
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