Escribo no para decir que tengo esperanzas, no para que decir que la angustia me sobrepasa y no pienso y camino choreto, no para decir que llegaremos al final con la ayuda de Dios, la Virgen y los marines. Tampoco escribo para despotricar contra los malvados, que ya sabemos que bien maléficos son.
Yo escribo esto para decir que es hora de ponernos serios. Serios de verdad, de preocuparnos realmente por el país y ser honestos, realmente honestos. Es hora de apartar los intereses, de salirse del cogollito y del ego, de dejar de pensar con flancos de izquierdas y derechas. Es hora de decirle al cura izquierdoso; al que anda por ahí con ojos de loco con ganas de violencia; al candidato que se cree zorro viejo; a los blandengues de siempre con apellidos de abolengo; al bobolón que nunca fue chistoso; a todos ellos, es hora de decirles que este no es el momento, ni mucho menos, su momento. No iremos jamás a ningún parte si a estas alturas todavía hay quienes están esperando que “la señora” (así la llaman) falle, caiga, se equivoque. Por favor, vamos a ponernos serios. Ya no más tramoyas, marramucias, ya no más te espero en la bajadita. ¿Vamos a seguir jodiendo al país? Y perdonen la palabrota, pero es así: lo que han hecho, con sus pactos, sus aceptaciones de cuotas de poder, de negocios (y posiblemente de maletas de dinero), con sus cómodas alianzas por debajo cuerda o con sus miserables intereses y egolatrías, lo que han hecho es joder a Venezuela; a las madres, a los niños, a los abuelos, a los profesionales, a los trabajadores. ¿A cambio de qué? ¿De una buena vida en Madrid? ¿De una tranquilidad de burbuja en Altamira?
Esta es la hora de ponerse serios para aquellos que gritan por las redes (por las redes, por las redes) que hay que salir a la calle a derrocar la tiranía a punta de plomo y más plomo. ¿Plomo con qué armas, con qué fusiles y metrallas? ¿Y contra quién? ¿Contra el ejército, contra la Guardia Nacional? ¿Vamos a volver a lo mismo, vamos a seguir buscando una salida que no fue sino un paredón de fusilamiento?
Esta es la hora de ponerse serios también para aquellos que felices halagan las palabras del infausto Erik Prince de Blackwater. ¿Acaso creen que esa gente va a llegar y va a tumbar un gobierno y va a salir volando como Superman, buenazo, guapo y fortachón, sin pedir nada a cambio? Lo mismo va para aquellos y aquellas que salivan con un marine.
Ya cansan, de verdad, y nada aportan. Esto es en serio, y no es el momento (ningún momento debería serlo) de montarse en egos, intereses ni mitos falsos. Por primera vez en años es evidente que hay una estrategia bien pensada en toda esta crisis. Hay sensatez en la estrategia, arrojo y verdadera valentía, pero valentía inteligente, no temeraria. Por primera vez, en todos estos años, pareciera que estamos cerca de algo, ¿y van todavía estos señores a reunirse entre sombras a ver cómo joden porque simplemente no son ellos los protagonistas, porque les tocan su teta gorda, porque la izquierda es la izquierda y la izquierda siempre echa vaina? Hay gente pescando en río revuelto, y eso realmente me avergüenza. Me avergüenza ver que no les importa el país.
Sin duda tendrá que haber un momento de transición. Es necesario para evitar peores cosas. Pero esa transición tenemos que entenderla con las manos abiertas, con las palmas hacia arriba, y con el claro entendimiento de que habrá gente que no nos gustará en ese proceso. Pero es que esto no es de darle una patada a la mesa, ni al grandulón, ni al bicho malo, y luego borrón y cuenta nueva. Así no es, así no se hace. Digo, yo tampoco sé, pero por lo menos intuyo que no es como antes.
Por ahí leí que ya no hay lado y lado, que ahora se trata de todo el país contra unos pocos. Pues es verdad, no hay lado y lado, hay lados y lados y más lados, y esto es lo insólito. Indigna que todavía haya gente que no se quiera poner seria, que quienes no entienden que no es el momento, o mejor, que ya pasó su momento.
Dejemos, por favor, los clichés, las mitologías baratas, y entendamos que sólo con inteligencia y las leyes por delante pareciera que por primera vez tenemos una luz que nos está llevando por lo menos un tanto más lejos. Que ocurra, que no ocurra, no lo sé. Pero con intereses a la sombra y delirios libertarios, esa tampoco es la manera.