El 2024 irrumpe con cambios drásticos en el Medio Oriente: la guerra entre Israel y Hamas luego de un dramático pogrom llevado a cabo el 7 de octubre del 2023, tiene su impacto mediático, junto a la escalada terrorista y la posibilidad de un conflicto internacional teniendo como ejes centrales Israel y Teherán. Ante este cuadro de contrastes y división de opiniones el mundo vuelve a un sistema político bipolar de blanco y negro donde el gris pareciera no tener cabida. En este escenario irrumpe un cambio ya casi no esperado en el mundo, la derrota aplastante del partido islamista AKP, liderado por el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, en las elecciones municipales del 31 de marzo, donde la Social Democracia recuperaría las principales ciudades, entre ellas, Estambul y Ankara, tras dos décadas de mandato, en las que esta importante nación, puente entre Europa y Asia, había radicalizado su curso hacia un islamismo retrógrado y autoritario. Si bien es cierto, Erdogan, todavía es el presidente hasta el 2028, año en el que se medirá nuevamente en unas elecciones presidenciales que puedan sellar un periodo de libertades y modernidad en la Turquía del siglo XXI. El legado del pensamiento de Mustafá Kemal Ataturk se erige con nuevos planteamientos en la Turquía sedienta de cambios con la mirada en Europa, pero con los pies puestos en Asia, continente al que pertenece en su mayoritariamente su territorio.
Como todos sabemos el Imperio Otomano fue el gran enfermo, por no decir cadáver, del primer cuarto del siglo XX, sus inmensas fronteras se convirtieron en suculentos manjares para la naciente geopolítica lideradas por las victoriosas potencias de la Primera Guerra Mundial sedientas de petróleo. En medio de todo este caos y sin pronóstico surgiría un hombre que daría un orden innovador a la naciente Republica de Turquía, Mustafá Kemal Ataturk.
Aunque étnicamente turco, Kemal nació en el corazón de Tesalónica o Salónica en los Balcanes, actual Grecia. Desde muy pequeño recibiría una educación modesta y occidental en su escuela. Posteriormente se instruiría en la Academia Militar, embebido por las ideas modernas de la Republica. Participó en los frentes de Damasco, Libia y los Balcanes durante las Guerras Balcánicas. Se convierte en héroe nacional en la Primera Guerra Mundial como agregado militar en Bulgaria, en lo que sería la protección de la península de los Dardanelos en la batalla de Galípoli, proporcionando una derrota militar sin precedentes a Inglaterra, posteriormente cumpliría valiosas misiones, tanto en el Cáucaso como en Palestina. Pese a la final derrota de Turquía en la guerra, Kemal Ataturk se erigiría como un moderno líder de lo que pronto seria la nueva república turca.
Pronto la naciente república levantaría sus muros lindando con fronteras artificiales hambrientas de petróleo. Turquía emergería como una alternativa moderna en medio de las ruinas de un otrora gran Imperio. Ataturk (término asignado por el pueblo turco y que significa “Padre de los Turcos”) construye una república basada en leyes occidentales y laicas. Logró abolir el sultanato y la salida de los griegos de Anatolia en 1921, consolidando la República en 1923 e instaurando una serie de reformas radicales que llevarían a Turquía a las leyes más occidentales: cierre de las escuelas religiosas y de la suspensión de la Sharía como código de leyes religiosas, abolición de las facultades de las escuelas derviches, el sombrero fez fue prohibido reemplazado por el sombrero europeo, asimismo el hiyab o tocado femenino islámico. La representación humana, prohibida por el arte islámico, es permitida dando origen a las escuelas de artes, así como la eliminación de la prohibición del alcohol, del mismo modo se estableció la libertad de los derechos universales del hombre como la mujer. Mas adelante, los derechos para la mujer votar y ejercer cargos públicos, incluso mucho antes que otros países europeos. Asimismo, es abolida la poligamia islámica y establecido en su lugar el matrimonio civil. Se proclama el estado laico y se suprime el uso de nombres contrarios a la tradición turca. Las minorías religiosas deben asumir el uso de la lengua turca y el atuendo o vestido occidental. Aunque no tuvo hijos sanguíneos, adoptó a 12 entre los cuales, 11 fueron mujeres, destacándose entre ellos, Sabira Gökcen como primera piloto mujer de Turquía.
En cuanto a su fe o creencia no está lo suficientemente claro, algunos lo ubicaron como un ateo moderado o quizás un gnóstico. Sus cambios, aunque muy radicales, convirtieron a Turquía en un modelo de estado moderno en el contexto de países de origen islámico sin precedente alguno. Ya no se trataba de la convivencia de diversas culturas dentro de un reino tipo Al-Ándalus sino de la unificación de un estado multicultural donde prevalece el concepto de estado moderno en abierta oposición a un emperador y sus siervos. Fallece a los 57 años en 1938, un año previo a la Segunda Guerra Mundial. Es muy posible que su modelo haya influenciado directamente las reformas del Sha Reza Pahlavi en Irán, las cuales abortaron con la revolución islámica. Hoy en día se discuten reformas en torno a las manifestaciones exteriores de las distintas expresiones de la fe o religiones tanto en el sector público como en la educación de las democracias avanzadas de Europa o América, mientras estas fueron aplicadas en Turquía casi un siglo antes. Las identidades religiosas, principalmente minoritarias, aceptarían con recelo y reserva estas reformas que se dirigían a la homogeneidad de una sociedad disminuyendo sus identidades y diferencias, contrario a la condición de aceptadas como de segunda, pero en sus libertades dentro del ghetto y que caracterizaría durante siglos al crisol cultural del imperio Otomano.
La memoria histórica siempre nos recuerda cuadros de resistencia por parte de los sectores más conservadores o religiosos minoritarios ante los drásticos cambios de modernización, aunque hoy se debata en el discurso dialectico de los derechos de las minorías a hacerse sentir dentro de una sociedad. Un caso particular lo tenemos en la comunidad judía que haría vida en la Turquía de Ataturk, la cual en su mayoría escogería el éxodo tras la derrota de la Primera Guerra Mundial y el magnicidio armenio, por parte del Sultán Otomano, ante una eminente posibilidad de acciones contra las otras minorías étnicas. Cabe destacar que para Ataturk era de suma importancia el importe de personal altamente especializado de Europa, motivo por el cual solicitó la contratación de 34 profesores universitarios judíos expulsados de la Alemania Nazi en 1933. Para la investigadora turca de origen judío sefardí Riva Kastoriano, el proceso de turquificación traería consecuencias culturales que a la postre serían necesarias.
“Una de las consecuencias de la turquificacion fue el declive del francés y el ladino en favor del turco, que hoy en día es la lengua materna de la gran mayoría de los judíos turcos, además de tener nombres turcos” (Kastoriano,1992). En otra entrevista realizada a la investigadora por el diario La Vanguardia en 2004, diría lo siguiente: “Soy titular de la Universidad de Paris. Enseño el modelo francés de inmigración en la Universidad de Harvard y su comparación con el estadounidense, aunque soy titular de la Universidad de Paris. Soy judía sefardí: mi familia, expulsada de España, huyó a Turquía hace 500 años y de allí me fui a estudiar a Paris. La inmigración es el espejo donde se mira a España ahora mismo y le dice como es. Prohibir el velo en los colegios es liberar a las niñas musulmanas…Esas son mis raíces sefardíes y judías y por eso hablo español y me llamo Kastoryano (de castellano), pero mi seguro de desempleo no me lo pagan los judíos, sino los franceses. Del mismo modo, tampoco los cristianos franceses son los responsables de los parados, los viejos, los niños y los enfermos. Atenderlos, sean de la religión que sean, es obligación del Estado.
Hoy en día Turquía tiene la opción del progreso y la libertad de un estado laico y moderno donde todos tengan deberes y obligaciones, en favor de una nación sin importar credo, color o tendencia política. Los errores producto de cambios radicales que llevaron al fracaso a modelos como el de Irán en el setenta y los años posteriores a Ataturk en Turquia, son parte del proceso empírico abierto a cambios y correcciones, los cuales son posibles dentro de un modelo que acepta la diversidad como un valor digno y no como una simple consigna. Sin embargo, quedan todavía 4 años para incorporarse de manera plena al mundo moderno del siglo XXI, sin perder la esencia de lo que son.
Ante lo expuesto en líneas anteriores y frente al curso de los desarrollos de los acontecimientos que marcan la actualidad mundial, es determinante enfatizar en la importancia y vigencia del estado laico como la mejor opción de desarrollo en aras a la convivencia e integración y como garante de la paz mundial.
Referencias:
Kastoryano, R. (1992) “ From Millet to Community: The Jews of Istambul, “ In Ottoman and Turkish Jewry: Community and Leadership, ed. Aron Rodrigue (Bloomington,Indiana, United States).
Amiguet, L. La Vanguardia 08/02/2004. Entrevista a Riva Kastoryano, analista en migracion: “Si vas sin velo por el barrio eres una puta” Disponible en https://aulaintercultural.org/2004/02/09/entrevista-a-riva-kastoryano-analista-en-migracion-si-vas-sin-velo-por-el-barrio-eres-una