A partir de la invitación del equipo de Hilos de América comparto con ustedes unas notas que tratan de poner en contexto, al menos una de tantas aristas que permiten entender la dinámica de poder y control que se da en el mundo.
HDA: ¿Por qué la gasolina y su aumento han provocado tantas protestas en los pueblos de América Latina desde hace décadas?
JO: La movilidad es clave. Desplazarse de un lugar a otro significa la diferencia entre la vida y la muerte, la posibilidad de compra o de distribución de bienes de todo tipo.
HDA: ¿Por qué los gobernantes sabiéndolo siguen cometiendo el error, si es que se puede llamar así, de aumentarla?
JO: Insisten en generar crisis que han sido previstas en escenarios previos. Manejar a la psique humana es muy fácil en la medida en que sabes que priva en su elección escalar. Es el uso más descarado de la pirámide de Maslow.
HDA: ¿Hay grupos más grandes que impulsan estas manifestaciones, muchas veces violentas, y la gasolina solo es una excusa?
JO: Todos pueden tener una tajada detrás de violencia doméstica: los seguros, las compañías rivales, los políticos que enfrentan al poder temporal, el mismo poder que busque distraer o generar un modelo exitoso de crisis diseñada, desorden social y solución. Cada una de estas fases no se sale del marco de lo necesario y siempre estarán controladas por la cibernética del poder.
Algunas razones al aire
En Latinoamérica a veces no se puede entender un aumento desmedido de precios de los derivados del petróleo. Aquí no existen cuatro estaciones. En cambio, en países con las cuatro estaciones definidas se concibe mejor la curva de las alzas y la previsión de las bajas. Si ha habido alzas tienen que ver con la intervención de alguno de los procesos o materias primas para creación de un combustible apto para los automóviles. En Venezuela el caso de la gasolina iraní genera una serie de subproductos que benefician a otras cadenas de valor: aditivos, partes mecánicas, incluso se puede pensar que la gasolina iraní no está preparada para automóviles occidentales y el objetivo pudiera ser acabar con todo el parque automotor existente. Así entrarían al mercado otros motores con octanaje óptimo para carros asiáticos o árabes.
Intervenir donde hay petróleo
Se ha vuelto un lugar común decir que donde hay guerras es por las materias primas. Y esas materias primas son ansiadas por rusos, chinos y norteamericanos. La verdad es que tanto la idea de paso comercial por zonas geográficas amistosas, como la posibilidad de acceder al crudo de un país se mantienen como algunas de las razones, pero nunca serán suficientes. Muchas veces el gasoil, el diesel, la nafta y otros nombres de carburantes más baratos sufren picos y desviaciones en periodos de paz. Nunca olvidemos que la economía dirigida por partidos políticos, el ejecutivo o corporaciones rivales producen un desequilibrio en el mercado. Muchas veces el miedo, la psicología de la escasez tiene más efecto que la propia capacidad de compra de muchos ciudadanos.
La vuelta larga
Escapar o evadir de las sanciones no es imposible, pudiera ser difícil, pero sin duda, no es cuesta arriba en regímenes autoritarios con mercados cuya tarea es simplemente aprovechar las tendencias alcistas.
El poderío que tiene la venta y distribución de gasolina y sus derivados son clave para mantener a la opinión pública distraída o sesgada. El gas natural, el gas de cocina, los diluyentes industriales y mecánicos pueden alterar el orden de un país sin ni siquiera disparar un tiro o generar una amenaza violenta. Con un ultimátum las audiencias ciudadanas puede imaginarse un estado de naturaleza (caos y anarquía) más allá de que sean parte o no de esas imágenes que traen las producciones audiovisuales de entretenimiento mundial.
Gas y opinión pública. Energía y control ciudadano
En Venezuela y otros países los controles favorecen a los entes organizados, casi siempre uniformados. Un mercado restringido, una estrategia de tutelas y alcabalas, ausencia de efectivo nacional o cash, dolarización escalar privilegiada… son algunas de las posibilidades autoritarias de estos sistemas políticos.
Como habíamos comentado, y todos han vivido de una forma u otra, se organizan puntos de distribución con distintas formas de pago, para luego generar costumbre de pago en precio internacional, se fortalecen las redes clientelares y siempre hay el chance de vender públicamente al corrupto (antiguo socio) como un enemigo del consumo y por ende de la vida normal de los ciudadanos. Como diría David Easton: bajo el esquema de la asignación autoritaria le das a unos sí y a otros no…le quitas a uno, para dárselo a un tercero y sobre todo impides lo que normalmente se podría hacer: una especie de alcabala multiplataforma.
Recordemos también que se pueden actualizar distintos procedimientos. Siempre un nuevo método crea incertidumbre y sobre todo desprecio por la ley, puesto que son las prácticas diarias las que imponen las reglas del juego. Recordemos las fases con GPS, los chips en zonas fronterizas, la supervisión de la identidad y por ende un solo cupo…el kilometraje permitido. Etc.
Demás está decir que la tesis principal que pudiera explicar de éste tipo de regímenes es construir sociedades que tonifican a múltiples deseconomías alrededor de la gasolina. Si alteras los patrones de consumo, los estándares de compra quiebran tu sentido cazador/recolector primario. Te convierten en un individuo dependiente y a la larga sin autonomía financiera.
La guerra y sus efectos
El mundo se debate entre subsidios, precios altos cíclicos y demagogia política. Para muchos analistas la paz del mundo solo depende de dos países y su generación o alteración de precios: Arabia Saudita e Irán. En el contexto de la guerra en Ucrania si bien es cierto que tanto chinos como rusos desean tener acceso a todos los puertos europeos, otros países evalúan la posibilidad de mantener a la burocracia aceitada con impuestos y consumo de energías. Si existe gasolina barata hay que invertir menos en represión. Unos costos altos de hidrocarburos y derivados producen a la larga una grieta en las bases de apoyo político de los gobiernos. Por supuesto, ciertas condiciones aplican, porque si algo hemos visto en los últimos 30 años es la aparición de nuevas formas de diseño para generar masas dóciles
El miedo sigue estando presente la vida y memoria de ciertos grupos europeos o norteamericanos. La crisis de 1973 en EUA, las bajas de 2014 y 2016 luego de la caída en el Brent. Sin duda, hay un discurso político reciente que pone como causa de toda crisis económica reciente al cambio climático y la prohibición de las energías nucleares. Si dejamos que sean las viudas Greta Thunberg quienes decidan por los países, mala opción de racionalidad enfrentan esas sociedades. El país que produce mucho, consume mucho también y distinguir entre productores y consumidores cada vez se vuelve más borroso.
En conclusión
El arreglo geopolítico actual implica que los Petro Estados esperan el ciclo óptimo para sus gasto deficitario o en políticas públicas populistas. También aprovechan la vuelta larga para que sus productos se vendan en otras latitudes escapando de las sanciones. Ni el saqueo ha terminado ni tampoco la posibilidad de abrir y cerrar un grifo de productos procesados, necesarios para la alimentación, el transporte, la seguridad y la vida en sociedad.