El encuadre que se le imprime a la realidad al momento de transmitir los hechos no es algo nuevo, sin embargo, en tiempos de post verdad e inmediatez cobra protagonismo. En Venezuela desde hace muchos años hemos visto cómo se lleva a cabo la selección de noticias e interpretación publica de los mensajes. Hugo Chávez se cansó de señalar la “campaña mediática” que se libraba en su contra y del mismo modo, la oposición venezolana fustigó duramente la llamada “hegemonía comunicacional” ejecutada desde el Estado para censurar y filtrar la información y opinión pública.
Ahora bien, con el ascenso al poder de Donald Trump el 20 de enero de 2025, hemos visto con particular atención el repunte de las llamadas fake news, la realidad aumentada, el uso desmedido del recurso de la editorialización de la información noticiosa y, sobre todo, la exposición de narrativas transmedia que apuntalan determinada perspectiva sobre un personaje tan polémico como el 47º presidente de los EEUU.
Todo esto habría sido solo un tema de seguimiento y agenda rutinario de no ser por el llamado “campanazo” que en medio del mayúsculo escándalo sobre USAID, ofreciera el presidente del PSUV, Diosdado Cabello, quien en la edición del 26 de febrero de 2025 del programa “Con el Mazo dando” donde el Ministro Cabello actuando como host, denunció que Leopoldo López y Thor Hallvorssen Mendoza, estarían coordinando una estructura de medios e influencers para atacar la gestión de Trump.
¿Era un Fake o no?
En primer lugar tenemos que recordar que efectivamente Leopoldo López y Thor Hallvorssen, aparte de primos, coinciden en haber abrazado la causa de los Derechos Humanos, ambos estrechamente relacionados a fundaciones y ONGs con incidencia en el escenario político venezolano; organizaciones que tras la declaratoria de la emergencia humanitaria y multidimensional del país, fueron beneficiadas por diversas fuentes de financiamiento mundiales, pero que especialmente, durante la gestión Biden fueron favorecidas por los fondos de USAID, la Fundación Panamericana para el Desarrollo, el IRI, NDI, y un largo etc., de organismos cuyos presupuestos dependían en buena parte del USAID.
En segundo término, resuena el hecho de la gestión de Juan Guaidó, quien comparte filas con Leopoldo López en el partido Voluntad Popular y el supuesto bloqueo que podrían haber sufrido los personeros ligados a la gestión del intinerato en EEUU, supuestamente como producto de la cercanía demostrada con la dupla Biden-Kamala luego del cese de Donald Trump en su primera presidencia.
Así las cosas, tras descubrir que al menos una incipiente motivación puede estar argumentada, pasamos a algo que intentamos como hipótesis de trabajo:
¿Un sector de la oposición venezolana podría estar colaborando en la construcción y difusión de una crítica coordinada contra las políticas y liderazgo de Donald Trump?, tras una nueva mirada corta y turística, ¿un sector venezolano en vez de planificar qué se puede hacer para ganar favor del equipo Trump en la causa venezolana, está pensando en una represalia por haber cortado los fondos a ONGs y haber bloqueado el acceso a la nueva administración? O ¿se trata de una simple casualidad?
Misión AntiTrump
Donald Trump, quien durante su primera administración era llamado en Venezuela: “Trumpiño”, “Copete Sagrado” o “El Catire”, ha pasado a ser mencionado como “Pelucón” o “Little Chávez”, un detalle no menor si enumeramos grosso modo, las características adjudicadas por factores de oposición al ex mandatario venezolano: autoritario, dictador, violento, maltratador, irrespetuoso, voluntarioso, ignorante y narcisista, entre otros.
Sin sorpresas, se trata de los mismos descriptores que los detractores de Donald Trump le han endilgado desde el mismo momento que se dieron los resultados electorales de EEUU, como cuando para asombro de los espectadores, los comentaristas analizaban que “Trump había ganado por el voto de los estados cuya población es rural y menos educada”.
Y cabe preguntarse, ¿Qué algunos le digan “Little Chávez” o que haya una avalancha de post en X y fakes y memes en grupos Whastapp, es razón para creer que hay analistas, estrategas, influencers y medios de algún sector venezolano jugando al fracaso de Trump? Definitivamente por nombrarlo NO, pues es evidente que características de un liderazgo carismático y disruptivo (que efectivamente si puede llegar a ser peligroso), están presentes en ambos, pero, lo que sí es particularmente sospechoso es el comportamiento de un ecosistema mediático que viene trabajando al unísono y que ha reactivado la misma estructura de mensajes para disentir la gestión del actual Presidente de los EEUU.
En lo que podríamos llamar una “Agenda Setting” el antitrumpismo va con una dinámica muy similar a la coordinada en los años de aquel Globovisión cuya fanfarria nos hacía correr a la TV para escuchar a cierto profesional de la comunicación diciendo: “No esta fácil”…
1.- Efervescencia a las minorías; aquí el encuadre para hispanohablantes y latinoamericanos desde algunas cuentas de opinadores, periodistas y portales relacionados, ha sido servirse de la investigación sobre USAID, la eliminación de los programas DEI y la gestión DOGE para tildar a Trump como detractor de los Derechos Humanos y “enemigo de los valores de las democracias libres”. Paradójicamente, la misma corriente que ha ofrecido estos insumos efervescentes, es la que ha divulgado información privada del equipo de DOGE señalándolos por ser jóvenes ingenieros con espectro autista, y al mismo tiempo ha mostrado total desinterés en exponer la firma de órdenes ejecutivas que protegen a las familias o a las mujeres en competiciones de alto rendimiento.
2.- Universalización del conflicto: Trump es malo para EEUU y para el mundo, el uso de constructos binarios donde “estás conmigo o contra mí” destacaron recientemente tras el careo entre DJ Vance, Volodimyr Zelensky y Donald Trump. Se palpó claramente con la emisión de segmentos escogidos de la reunión donde se pasaron por alto 32 minutos de conversación cordial.
El colofón fue la justificación sin derecho a críticas a la posición del Presidente ucraniano, lo que determinó que el dignatario norteamericano “es subordinado de Putin”, al igual que todo aquel que no consintiera y aplaudiera en cualquier medio o plataforma la actitud de Zelensky.
En igual tono y aproximación se da el tema económico, arancelario, recortes administrativos, etc. La conclusión de estos ecosistemas hacia la masa receptora es que, fuera de toda lógica: Donald Trump quiere “destruir la economía norteamericana”, es “poco confiable” pues no cumple con los tratados internacionales y “quiere pelear con sus aliados naturales”, por lo que está beneficiando a China y a Rusia y además, en un esfuerzo bastante enrevesado, a la par de ser subordinado de Vladimir Putin también es “títere del Premier Israelí Benjamín Netanyahu”.
3.- Desmerito, minimización, falacia ad omine: Al igual que en la época de Hugo Chávez, para el segmento que adversa a Donald Trump, este es un “bruto”, no sabe de ideología, “no sabe de geopolítica”, es vengativo, es soberbio, malhumorado, maltrata a las mujeres y es “el menos rico de los ricos”. Con excepción de esta última, las características destacadas son exactas a las endilgadas al ex presidente venezolano. Es un común recurso retorico para enfocar las debilidades de carácter y relacionarlas con el desempeño buscando neutralizar cualquier posición favorable pues: nadie en su sano juicio quiere darle la razón a un bruto, violento, perdedor, etc.
4.- Debilitamiento institucional: Continuos señalamientos sobre el hecho de que “Trump está torpedeando la separación de poderes”, la teoría del poder unitario; las quejas a la prensa; los posicionamientos contra jueces o congresistas y senadores; todo esto es magnificado al punto de parecer más una narración apresurada y profética convenientemente utilizada para aseverar que Trump, realmente intenta construir el puente hacia una dictadura; minimizando la democracia y la fortaleza institucional que existe en EEUU.
5.- Ineficiencia: Las incidencias y ataques a los miembros destacados del equipo de trabajo DJ Vance, Elon Musk, Robert Kennedy y Pete Hegset entre otros. Estos se ven envueltos en constantes demarcaciones como personalidades erráticas, torpes, que “no representan, ni son el futuro de los EEUU”.
Se observa a la narrativa plantando no solo la semilla de la discordia y torpedeo al ego, sino también adelantándose a neutralizar la carrera de relevos en el mediano plazo.
Detalle importante; el ecosistema del que trata esta lectura, no ha desmeritado con la misma saña a un personaje de rol protagónico en la Casa Blanca hoy y en algún momento, muy cercano a la causa venezolana: el Secretario de Estado Marco Rubio, quien hasta ahora solo es mencionado como contraparte en la narrativa de “fragmentación interna del equipo de gestión” y sus supuestas riñas con el CEO de X, en lo que asemeja la etapa previa de un futuro guion de microdrama transmitido en TickTock.
¿Y toda esta temática que persigue?
En su momento, “la frase insistir, persistir y resistir”, fue muy usada en un sector opositor venezolano que clamaba por la fuerza y la fe para salir a marchar y deponer el oprobio de un gobierno que había excedido sus límites; los ecosistemas mediáticos que nos ocupan, por sí solos, “no tumban Gobiernos”, sin embargo, contribuyen ampliamente a socavar las fortalezas y poner en el imaginario colectivo conclusiones prediseñadas, como por ejemplo la insistencia en hablar de los filmes Don´t Look Up o Civil War para profetizar la catástrofe en la gestión de Trump.
Con este breve recorrido no se busca desdeñar o censurar críticas y opiniones ciudadanas, libres, espontaneas en torno a un personaje absolutamente polémico y no exento de errores; se trata de exponer las acciones deliberadas de coordinación para tratar la información como un insumo de una campaña política perenne.
Hablamos de ciclos interminables de propaganda en productos multiplataforma en una era donde el lector no tiene capacidades de tiempo y atención para analizar cada insumo noticioso que es transmitido con inmediatez vía teléfonos celulares a mensajería electrónica, redes sociales o alertas informativas de correo.
Y ¿la hipótesis?
La conclusión y anexos están por revelarse en un informe, pero con los insumos adelantados hasta ahora podríamos decir que Carlos Andrés Pérez tuvo a “Por estas Calles”, Hugo Chávez a “Globovisión” y parece que entre los logros de la administración Biden-Harris podría haber un pedacito de corazón activo de ¡Venezuela para el Mundo! Con todo y know how de narrativa transmedia y gammificación de escenarios.