febrero 1, 2025

Gonzalo Jiménez: “Las películas y las series normalizan ideas que pueden sonar descabelladas”

Gonzalo Jiménez es periodista experto en Cultura Pop. Uno de los temas que investiga es la influencia de las teorías de conspiración en el cine que, según él, son tan atractivas para los directores y productoras porque “ofrecen una manera sencilla y directa para explicar acontecimientos inexplicables o complejos”.

En entrevista para el Observatorio de la Conspiración de Hilos de América, sostiene que la literatura ha influido “mucho” en las producciones cinematográficas, colocando como ejemplo ‘1984’ que “es la imagen emblemática para muchas películas distópicas, sobre gobiernos que controlan a la población”.

¿Cómo definiría las teorías de conspiración?

Las teorías de conspiración son la creencia de que existe un grupo de personas, a veces pertenecientes a una institución pública o privada, que está detrás de acontecimientos importantes de la historia. En pocas palabras, que mueve los hilos, de manera secreta, de las instancias de poder. Es una creencia antigua, y que adquiere popularidad cada cierto tiempo, especialmente en momentos de cambio e incertidumbre en la sociedad. Esto no indica que no existan, pero sugiere porque algunas son muy populares y otras se desvanecen.

Las teorías conspirativas se popularizan en épocas de incertidumbre. Ocurrió así en 2001, cuando el ataque el 11 de septiembre de ese año al World Trade Center de Nueva York. Y, en 2020, se produjo un auge similar, impulsado por la campaña contra las vacunas (a propósito de la pandemia de Covid-19) y las teorías conspirativas asociadas a la extrema derecha en Estados Unidos, como es el caso de QAnon, que alude a una supuesta trama secreta contra el entonces presidente estadounidense Donald Trump.

¿Por qué cree que las teorías de conspiración son tan atractivas como para que se hayan realizado decenas de series y películas bajo esta temática?

La razón principal es que las teorías conspirativas ofrecen una manera sencilla y directa para explicar acontecimientos inexplicables o complejos. Ofrecen una visión alternativa de la historia, por lo que guionistas de cine y TV acuden a ellas para ofrecer una versión más dramática y misteriosa de un hecho, con villanos más atractivos que se mueven en las sombras. En consecuencia, los retos que enfrentan los héroes o protagonistas de una historia son mayores y se topan con obstáculos frecuentes.

En la década de 1950, con la Guerra Fría y la cacería de comunistas del senador estadounidense Joseph McCarthy, Hollywood produjo decenas de películas sobre invasiones extraterrestres, en la que los alienígenas muchas veces se hacían pasar por terrícolas. Los extraterrestres eran una metáfora del miedo a la infiltración de espías soviéticos.

En la década de 1970, cuando la derrota en Vietnam y el escándalo Watergate habían minado la fe en las instituciones estadounidenses, Hollywood recurrió a películas como ‘The Parallax View’ (1974) o ‘Capricorn One’ (1977), y a series como ‘UFO’ (1970-1971) y ‘Kolchak: The Night Stalker’ (1974-1975), entre otras, para mostrar historias en las que instituciones o el Gobierno ocultaban hechos a la población. La gente conectaba con estas historias pues reforzaba su desconfianza del gobierno central, que había mentido reiteradamente bajo la administración de Richard Nixon.

En los años 90 del siglo pasado y en los inicios del siglo XX hubo series muy populares que recurrieron a algunas teorías conspirativas, como fue el caso de ‘The X Files’ y ‘Lost’ (esta última a través del uso de la Iniciativa Dharma, que controlaba lo que pasaba en la isla).

Hay quienes creen que las teorías de conspiración son solo fantasía. ¿Existen producciones sobre este tema que se basen en casos reales?

Sin duda. Oliver Stone es, probablemente, el director que más se ha especializado en historias de teorías conspirativas basadas en hechos reales. Por ejemplo, ‘JFK’ (1991) se inspira en la figura real del fiscal de Nueva Orleans, Jim Garrison (Kevin Costner), quien investigó el asesinato del presidente John F. Kennedy y sostuvo que el magnicida Lee Harvey Oswald no actuó solo, como había concluido la Comisión Warren.

En 2016 Stone dirigió ‘Snowden’, sobre la historia real de Edward Snowden, interpretado en el filme por Joseph Gordon-Levitt, agente de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, quien reveló cientos de documentos que confirmaban que el gobierno de EE.UU. espía a sus ciudadanos.

‘All the President’s Men’ (1976), sobre los dos periodistas del diario The Washington Post que revelaron el caso Watergate, es otro buen ejemplo de una película que muestra una conspiración real sobre cómo la Casa Blanca espió el comando de campaña del rival partido Demócrata.

Sin ser exactamente real, ‘The Boys from Brazil’ (1978) sí acertaba en que algunos países de América del Sur fueron refugio de nazis que huyeron de Europa tras el fin de la Segunda Guerra Mundial.

¿Cuánto ha influido la literatura en las producciones cinematográficas sobre teorías de conspiración?

Mucho. Una novela como ‘1984’, de George Orwell, es la imagen emblemática para muchas películas distópicas, sobre gobiernos que controlan a la población. Como hemos dicho antes, las teorías de conspiración prosperan en sociedades en crisis, en tiempos de incertidumbre y desconfianza. La Segunda Guerra Mundial y el totalitarismo soviético de Joseph Stalin influyeron en la novela de Orwell, la que se popularizó en el clima de terror a un conflicto nuclear en la época de la Guerra Fría.

El libro ‘Protocolos de los Sabios de Sión’ fue fabricado por la policía secreta del Zar para promover la idea de un complot judío para dominar al mundo. Este panfleto popularizó la idea del “macro complot”; esto es, de un grupo –pueden ser los judíos, los masones, los Illuminati de Baviera por solo citar a algunos– que controla los hilos del poder desde las sombras.

Escritores como Dan Brown, autor de ‘El código Da Vinci’ (2003), han erigido su obra literaria de gran éxito global sobre la idea de teorías conspirativas, que involucran a organizaciones como el Vaticano.

¿Cree que este tipo de producciones puedan tener incidencia en las personas que creen en diversas teorías de conspiración y que incluso han realizado manifestaciones o movimientos basados en ellas?

Sin duda, tienen mucha influencia pues refuerzan los miedos y temores de la población. Es más fácil creer que hay un complot detrás del asesinato de John F. Kennedy que aceptar que pudo ser obra de un “tirador solitario”, como Lee Harvey Oswald. Algo parecido ocurrió con la serie ‘Lost’ (2004-2010), que pasó de ser una historia sobre los sobrevivientes a un accidente aéreo con elementos de ciencia ficción para apoyar su historia en el concepto de una organización secreta (la Iniciativa Dharma) que controlaba lo que ocurría en la isla, a espaldas de los protagonistas.

Las películas y las series normalizan ideas que pueden sonar descabelladas. El programa televisivo ‘Mr. Robot’ (2015-2019) incluyó en su trama a un colectivo de hackers con sede en China llamado Dark Army; la serie apelaba al temor de un sector de la población que siente que está siendo manipulado en Internet y que es espiado por potencias extrajeras. Así que estas producciones confirman a algunos espectadores sus peores temores.  

Hasta ahora su alcance es menor, en cuanto a que las teorías conspirativas en el cine y la TV predican a los “conversos”, a los que ya creen en ellas. A fin de cuentas, son obras de ficción y todavía hay sectores de la población que las ven como algo extremo. Pero, en momentos de incertidumbre, como los actuales, esa barrera se reduce. No en balde, hay gente que cree que vivimos en una simulación, como la popularizada por la saga Matrix.

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Equipo Hilos de América

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