por 
Se le acusa de todo: de la caída del muro de Berlín, de la guerra en Ucrania, del derrocamiento de Dilma Rousseff, de la crisis de los refugiados en Europa y hasta de la victoria de Joe Biden en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. ¿Quién es George Soros? ¿De verdad domina al mundo?
De Budapest al Miércoles Negro
George Soros es un personaje con una historia bastante peculiar.
Nació en Budapest, Hungría, con el nombre de György Schwartz, hijo de un abogado y escritor judío. Entre los años 30 y 40 se cambió el nombre y emprendió una operación secreta para esconder su identidad y la de otros judíos, sobreviviendo así a los campos de la muerte a los que los nazis trasladaban a los judíos y a la II Guerra mundial.
Después de la guerra, en 1946, huyó a Suiza y luego viajó hasta Londres, donde obtuvo un doctorado en Filosofía. Fue allí donde conoció a Karl Popper y los conceptos de la sociedad abierta, en la que los gobiernos son tolerantes, transparentes y flexibles y no guardan secretos a su público, como sí pasa en los gobiernos totalitarios.
En 1992, Soros, quien era uno de los más conocidos inversionistas en el mercado de divisas, obtuvo más de un billón de dólares durante el conocido como Miércoles Negro, después de “vender en corto” el equivalente a 10 billones de dólares en libras esterlinas.
La Open Society Foundations y los movimientos progresistas y liberales
Fue con este dinero que fundó su institución más conocida: la Open Society Foundations y el Open Society Institute.
Desde éstas, el polémico filántropo ha creado toda una red de fundaciones que promueven el desarrollo de sociedades abiertas y los movimientos liberales y progresistas en todo el mundo. También ha financiado programas en pro de la libertad de información, campañas en defensa de los movimientos LGBTI, movimientos por la igualdad racial y por la legalización de la marihuana.
Su pensamiento para apoyar estas causas es que una sociedad liberal debe ser capaz de reconocer sus diferencias y convivir pacíficamente con ellas. Además, en el caso de la marihuana, Soros asegura que al legalizarla se crearían nuevas fuentes de trabajo y se daría un duro golpe a las “mafias” del narcotráfico.
En una de sus acciones más polémicas, el magnate donó millones de dólares a la campaña de Hillary Clinton en su carrera presidencial contra Donald Trump, a quien consideraba un totalitarista. Antes, había hecho lo mismo con Barack Obama, a quién brindó su apoyo para las elecciones de 2008.
Por su parte, la Open Society Foundations se ha convertido en la segunda organización filantrópica con más donaciones del mundo, quedando justo detrás de la Fundación Bill y Melinda Gates con casi mil millones de dólares en donaciones al año.
¿De verdad domina al mundo?
Al ser víctima de dos regímenes totalitarios, George Soros se ha convertido en un fuerte detractor de sistemas de gobierno como el comunismo y el fascismo.
Para él, los sistemas que no están abiertos a cambios democráticos y pacíficos y que defienden la imposición de leyes sin fomentar la discusión de las mismas y la crítica social, van en detrimento del desarrollo humano. Su ideal y su propio pasado traumático lo han llevado a invertir su fortuna en cualquiera causa que, desde su punto de vista, ayuden a crear una sociedad más libre y verdaderamente democrática.
Esto, por supuesto, lo ha puesto en la mira de gobernantes autoritarios y de personalidades de la política de todo el mundo. No le ayudan, por supuesto, sus agresivas jugadas financieras que le llevaron a ganar millones en medio de importantes crisis financieras como la de aquel miércoles negro de 1992.
Para muchos activistas de derecha del mundo, este hombre de noventa años se ha convertido en un peligro para el estilo de vida mismo de la sociedad actual, “más peligroso que una bomba nuclear”, como lo describió el escritor Jim Denney, y se le acusa de querer derribar gobiernos y destruir economías para imponer su propia visión del nuevo orden mundial.
Todas esas acusaciones y teorías llevaron a que en el 2018 fuera víctima de un ataque con un paquete bomba en su residencia en Nueva York. En ese entonces, la policía retiró y detonó el dispositivo de forma segura.
A pesar de todo, muchas de las teorías conspiracionistas que pesan en su contra no tienen fundamentos suficientes que permitan comprobar su veracidad.
Aunque tenga una visión muy aguda en el mercado especulativo financiero y algunas tácticas agresivas para hacerse rico que podrían ciertamente ser cuestionables, Soros es sólo otra figura pública que se mueve junto a un sistema con un entramado de hilos tan complejo y denso que él solo, a sus noventa años, no sería capaz ni siquiera de hacer tambalear.
George Soros tiene algunas historias turbias en su vida, sí: pero está muy lejos de ser la mano que domina al mundo. O al menos no hay pruebas contundentes sobre ello.
