Si bien para el continente y el mundo son importantes las elecciones de este fin de mes en Colombia –las que podían y debían prolongarse–, para Venezuela son de significación extraordinaria.
La tan anhelada salida a la libertad venezolana se pudiera ver afectada para bien o para mal, dependiendo de los resultados. Estos se polarizan, firmemente, entre Federico “Fico” Gutiérrez, representante del ala liberal de derecha, y el exguerrillero Gustavo Petro. Seguramente pasarán a la segunda vuelta que pudiera ser favorable para el demócrata, para Colombia, para Venezuela, para Latinoamérica y el mundo.
Quienes respaldan a Petro, a pesar de saber que este lidera las encuestas (frágiles, como conocemos), temen la amplia posibilidad de la derrota. Todo dependerá de que “Fico” alcance esa segunda vuelta, para que se dé su posibilidad de triunfo y el fin de Petro, así como el de la expansión comunista, cubana, rusa, socialista del siglo XXI, chavista, terrorista, guerrillera, o como queramos mentar este fenómeno de irradiación, del Foro de Sao Paulo y su criminalidad en América Latina.
Ni a los Estados Unidos, ni a los demócratas latinoamericanos nos interesa para nada el afianzamiento de las dictaduras del terror en el continente. La obtención de la victoria por parte de Petro afectaría a Venezuela, porque permitiría solidificar más la permanencia de Nicolás Maduro y sus secuaces en el poder. Lo llevaría a contar con un apoyo irrestricto desde Bogotá al proyecto expansionista, así como brindaría mayores posibilidades a Luiz Ignacio Lula Da Silva en Brasil. Sería lo peor que podría ocurrirle a la libertad continental. Por lo mismo, Venezuela y los amigos del Foro de Sao Paulo están echando el resto por el triunfo en Colombia del camarada Petro. Hasta trajeron esa ave de tan mal agüero que significa para Latinoamérica el señor Rodríguez Zapatero, sanguijuela de las peores que se nos han acercado desde La Colonia.
Para los comicios, los amigos de Petro en el Ejército de Liberación Nacional, guerrilleros que han venido desangrando a nuestro país vecino y hermano (recordemos y agradezcamos la muelle acogida que han dado a millones de nuestros compatriotas), han dado una tregua. Mientras, por el otro lado, Álvaro Uribe Vélez se enfrasca en la apuesta a ultranza a favor de “Fico”, como corresponde. Igualmente apreciamos la gallardía que en su defensa ha asumido otro expresidente colombiano: Andrés Pastrana.
Mientras, Iván Duque saldrá por la puerta grande, a pesar de cerrar con escasa popularidad su gestión, por precisamente profesar y alentar la alternancia en el poder; esa misma de la cual Petro no será garante, para nada, como sabemos. Como Ingrid Betancourt grita a los cuatro vientos.
Por el contrario, Gustavo sería un alentador de crímenes contra la humanidad en su persecución segura contra la disidencia, contra toda protesta o resistencia, contra la prensa libre, contra las universidades, contra los políticos adversos a los que está llamado a destruir, porque seguiría la cartilla de Maduro y su régimen del terror en Venezuela.
Hasta nuestros coterráneos huidos hasta Colombia, buscando protección, corren enorme riesgo si llegara a ganar el zurdo de allá. Ya hemos visto como desde Perú pretenden deportar por razones políticas, no más, a una venezolana que sorteará –de efectuarse este hecho lamentable– la peor de las suertes en manos de los trogloditas instalados en la Miraflores de Caracas. De terminar esto de ese modo, ya Colombia no constituirá refugio alguno para los venezolanos, ni siquiera para los propios colombianos.
En términos económicos, un triunfo de la izquierda en Colombia se convertiría, sin duda alguna, en el desolador panorama de expropiaciones, de liquidación de las empresas privadas, de mecanismos arteros de control ciudadano a través del hambre, de miseria, inflación, y, también, huida en estampida de los colombianos, tal como ha ocurrido en Cuba y Venezuela.
Un espanto que nadie desea, ni los colombianos, ni los venezolanos, ni Latinoamérica, ni el mundo. Colombia es para los venezolanos de bien el vecino protector, ese al que no queremos ver claudicar, como lo hicimos nosotros, en manos de las garras desangradoras de esta izquierda macabra a la que, más bien, hay que exterminar de la dirección política de nuestros países.
Así, a los venezolanos, a los latinoamericanos, al mundo, le conviene mucho el triunfo de “Fico” en la presidencia de Colombia. Todos debemos hacer en ese sentido el aporte que tengamos en nuestras manos, para evitar del modo que sea necesario que se consolide una victoria del terrorífico camarada Petro en nuestro país vecino.
Lo demás será ligar que “Fico” pase sobrado a la segunda vuelta, que pueda completar la heroica tarea de remontar después para frenar lo que puede convertirse en una derrota más de la democracia y de la libertad en nuestro continente. Petro resulta execrable.