febrero 1, 2025

Crisis mundial 2025 en cinco minutos

El año 2025 plantea (para muchos analistas de las ciencias sociales) una serie de rutas a transitarse, preestablecidas desde principios de la década y que combinan formas de dominación (o conquista de mercados) sometimiento de fuerzas militares y captura de la atención de los grandes grupos humanos formados alrededor de sociedades de consumo.

La calidad de vida ha sido el arma de doble filo que apacigua y baja la belicosidad natural de las comunidades occidentales y al establecerse una cadena de suministros (cuyo último eslabón es un ciudadano desconectado del propio proceso productivo) se genera una inevitable incomprensión y angustia sobre cómo llegan los bienes y servicios a casa, y sobre todo cómo garantizar su mantenimiento en el tiempo eficazmente.

Prácticamente van de la mano 4 disciplinas que parecen fundirse en una sola: el poder. Así las cosas, la guerra, la economía, la política, la ideología y su comunicación narrativa se han vuelto los grandes pilares que sostendrán el próximo año en término de superioridad o influencia global.

La guerra:

Veremos cada vez más agudizadas distracciones en cielo, tierra y mar. El uso de drones, drovnis y cualquier anomalía ahora enmarcada en el término UAP (Unidentified Aerial Phenomena). Las nuevas formas de guerras biológicas tendrán protagonismo otra vez con el uso de sus variantes bacteriológicas. El aprendizaje en la pandemia de 2020 potenció tanto la negación o visiones alternativas al hecho, como los tratamientos no autorizados por las grandes farmacéuticas. El terrorismo doméstico en Estados Unidos, China y Rusia pudiera llegar a picos que de ser abusivos, podrían hasta normalizarlo. En Suramérica, Brasil pudiera sufrir de ataques a sus fuentes de agua potable y Argentina a su economía.

Economía:

La crisis del consumo europeo (en franca caída) sería un efecto de atentados a la cadena de suministros establecida en puertos y aeropuertos. Amplificando un trance momentáneo en los vuelos internacionales los usuarios podrían ser obligados a utilizar rutas terrestres, trenes y obtener una mejor trazabilidad para los grupos violentos, pero también para los ciudadanos libres.

Taiwán sería tomado en claro jaque mate por China y el comercio de chips crearía una demanda alterada por el miedo.

Irán (de no ser invadido antes de 2026 totalmente por fuerzas no teocráticas) seguiría en su guerra existencial contra Israel y otros Estados fuera de la región.

Suramérica en especial Argentina sería asediada económicamente, tratando de que toda alianza comercial o de negocios a mediano plazo suspendan el libre flujo entre países como España, Italia o Portugal. Egipto y Turquía tratarían de llenar los mercados alimenticios que evidentemente van perdiendo países involucrados en desequilibrios de producción o transporte de sus manufacturas.

Política:

A nivel global se avistaría una sustitución de la democracia abierta con base electoral transparente por un asambleísmo convenido. Sería la simulación plebiscitaria potenciada digitalmente y desplegada por medio de las redes sociales, pero en especial desde los nodos de generación de opinión menos flexible, tales como universidades y movimientos sociales. Ambos de alcance cada vez más efímero.

Se mantiene la tensión entre los tres ejes: 1.- globalismo occidental versus 2.- comunismo alterglobalizador; y en uno de los ángulos del triangulo, el enemigo de ambos: 3.- el republicanismo autonómico (balanceado ideológicamente entre un liberalismo económico y un nacionalismo conservador cada vez más autorreferente).

Ideología y narrativas:

Se nota una redirección de fuerzas de la ideología Woke por las crisis interna de sus aliados. Un ejemplo claro son las distancias programáticas y de centro teórico que tienen los Black Panthers frente al movimiento Trans o las divisiones dentro del mundo LGBTQI+ y la perspectiva del límite de edad para el consentimiento sexual. La hipersexualización infantil enfrenta a la propia comunidad Gay/Lesbiana originaria con el resto de sus compañeros de ruta generacionalmente equidistantes.

Se notan cada vez más las relaciones entre las ideologías del ámbito Woke y su abierto consorcio con las farmacéuticas, construyendo así un nuevo sujeto revolucionario, ahora hormonado o en constante uso de fármacos post cirugías de reasignación de sexo. Esto se evidencia en las líneas de producción de drogas: hasta el 2024 se venían potenciando las cirugías y los supresores hormonales, del año 2025 al 2029 se invertirá en la creación y desarrollo de algún tipo de parafluoxetina que sirva como bloqueador de un racismo genómico o cultural. Se tratará de poner de moda un tratamiento del racismo, visto como una enfermedad que se encuentra en el ADN, y del cual su transmisión recae en la combinatoria de cromosomas “XY” y que pudiera suprimirse con fármacos para “la nueva y necesaria convivencia política”.

Algunos elementos programáticos de la agenda 2030 guardarán un silencio estratégico, mientras se posicionan y reacomodan los distintos actores políticos para éste nuevo lustro que comienza.

@ortegabrothers

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Joaquín Ortega

Joaquín Ortega es el Editor en Jefe de Hilos de América.

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