Parafrasear el título de la famosa obra de teatro de Edward Albee, ¿Quién le teme a Virginia Woolf?, adaptaba al cine en 1966 con las excelentes actuaciones de Elizabeth Taylor y Richard Burton, no es un capricho estilístico, sino una metáfora sobre la violencia verbal. Los diálogos entre los esposos Martha (E. Taylor) y George (R. Burton) son brutales y desgarradores. Ellos se dicen todo frente a la joven pareja que los visita en su casa, como si quisieran exponer con crudeza sus miserias, frustraciones y tragedias. Hay mucho de esa frustración, miseria y, de alguna forma, de la tragedia venezolana de los últimos 24 años, en los comentarios contra la pre-candidata presidencial María Corina Machado (MCM). Podríamos canturrear, como lo hace el profesor George en la película después de llegar al clímax de la crueldad en el diálogo con su esposa Martha: ¿Quién le teme a María Corina, a María Corina, a María Corina? (no les cuento más, vean la película).
Son varios los que expresan este temor a MCM y variadas son sus razones. En ocasiones el chavismo y sectores de la oposición coinciden en acusar a María Corina de revanchista, que viene a vengar a la rancia burguesía que habría perdido sus privilegios bajo el régimen de Chávez y su discípulo Maduro. Según cuentan los temerosos de MCM, de lado y lado, si ella llegara a la presidencia de la república se desataría una persecución contra chavistas que haría al país ingobernable. Ella, dicen, es la cara contraria pero equivalente de Hugo Chávez, el supuesto “vengador de los pobres”; MCM sería la “vengadora de los ricos”.
El otro temor que comparten chavistas y opositores anti-MCM, es que ella entregaría el país a los intereses privados y transnacionales. La privatización de PDVSA, la gallina de los huevos de oro que el chavismo mató, es el gran escándalo entre “revolucionarios” y “demócratas” porque sería “vender la Patria”. Así que, en un frente patriotero variopinto, todos contra MCM porque se le ha ocurrido decir que PDVSA no puede seguir en manos del Estado.
Otro punto que se le ha criticado a MCM es su planteamiento moral. Ella ha dicho que en Venezuela está planteada una lucha del bien contra el mal. Ya sabemos donde está el mal, del lado del chavismo ladrón, asesino, torturador y empobrecedor de las mayorías. ¿Dónde estaría el bien? MCM no tiene empacho en decir que el bien está de su lado, y eso incomoda a chavistas y no chavistas anti-MCM. A los cabecillas del régimen no es de extrañar que el dilema moral de MCM les produzca malestar. Ellos saben que tienen muchas cuentas pendientes con la justicia venezolana e internacional por corruptos y violadores de derechos humanos. ¿Pero por qué molesta tanto el discurso moral de MCM a opositores? Algunos dicen que es meter a la religión en la política, que la política no se ocupa de la moral. Otros argumentan que el absolutismo moral de MCM se traduciría en ingobernabilidad, pues una transición debe incluir a los chavistas. Y otros saben que tienen sus rabos de paja, por cómplices y colaboradores con el chavismo.
Rompiendo tabúes
MCM está rompiendo tabúes de la política venezolana. El primero de ellos es que una mujer blanca, de cuna de oro (es hija del empresario metalúrgico Henrique Machado Zuloaga) y que se posiciona en la centro-derecha liberal (reducción del tamaño del Estado, privatización de empresas públicas, economía de mercado) encabeza, según muchas encuestas, las preferencias electorales de los venezolanos. Parecería un contrasentido, en un país que ha sido gobernando en los últimos 65 años por alguna forma de populismo socialdemócrata (o su equivalente socialcristiano), y que más recientemente cayó en las garras del llamado socialismo bolivariano chavista. ¿Será que una gran parte de los venezolanos quiere ensayar otra forma de hacer política y administrar el Estado? ¿Hemos escarmentado de tanto populismo estatista? No lo sé. Esto amerita estudios más profundos de las opiniones de la gente. El hecho es que MCM es la preferida de la mayoría tanto en la primaria de la oposición como en las futuras presidenciales de 2024.
MCM ha resquebrajado también el dominio de las maquinarias políticas tradicionales, especialmente las distintas versiones de Acción Democrática que pululan por allí, incluyendo el partido del gobernador zuliano Rosales, Un Nuevo Tiempo, y la de Primero Justicia de Capriles Radonski, quienes se han aliado recientemente. ¿Podrá la pre-candidata imponerse por voluntad de la mayoría como nueva líder de la oposición en las primarias en contra de las maquinarias disminuidas, pero maquinarias al fin, de esos partidos? Eso está por verse, aunque le ha movido el piso a más de un político profesional que le tiene miedo a MCM.
Ella se le ha metido igualmente en la cueva al lobo chavista. El régimen le ha puesto todos los obstáculos para evitar que viaje por el país. Le envía malandros para sabotearle los actos de campaña. Y mantiene un discurso de odio contra ella en sus medios de comunicación (Diosdado Cabello es el más vociferante en este sentido). La pre-candidata no se ha dejado amilanar. Por el contrario, se ve engrandecida ante los ataques y alcabalas que le pone el gobierno de Maduro. E insiste en que llegará “hasta el final”. Ah, y esto a algunos opositores les parece el “colmo de la arrogancia y de la demagogia”. Dicen que “hasta el final” es un lema hueco, que no tiene ninguna connotación práctica, y que resultaría muy peligroso, pues anuncia violencia.
Una buena estratega nunca revela todos los detalles de su plan. ¿Qué quiere decir “hasta el final”? Nadie lo sabe ni lo sabrá hasta que llegue el momento, y eso pone nervioso a sus enemigos chavistas y adversarios opositores. Si MCM es electa en las primarias de la oposición y no permiten su inscripción ante el CNE como candidata presidencial por estar inhabilitada, sabremos entonces qué quiere decir “hasta el final”. Lo demás son especulaciones inútiles y malévolas para desacreditar a la pre-candidata presidencial. Todos los que le temen a MCM saben que sus certezas se verán sacudidas en un país que podría elegir a su primera presidenta mujer. Y esto no es poca cosa en la Venezuela de las paradojas, una sociedad matriarcal pero también machista e incluso misógina. Sin embargo, desalojar del poder a una organización con rasgos criminales como el chavismo no será fácil. MCM y quienes la apoyan tienen un inmenso reto por delante.
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